De repente en lo profundo del bosque


"Así permanecía el hombre pensando solo en el silencio de la noche, añorando a su perro, añorando los jilgueros, los peces del río y hasta la carcoma, escribiendo, tachando y oyendo a veces a lo lejos el tenue sonido de Nimi, el niño que correteaba solo en la oscuridad entre los patios lanzando relinchos que de lejos parecían un lamento. En momentos así, Almón el pescador, empezaba a reñir con su lapicero, a discutir en voz alta con la estufa, o a pasar las hojas de su cuaderno para intentar acallar un poco el hormigueo de la noche y el susurro del río."
                                                                          "De repente en lo profundo del bosque" (Amos Oz)

Paraíso perdido




35

Silencio. Más silencio.
Inmóviles los pulsos
del sinfín de la noche.

                                                    "Paraíso perdido"( Haikus ) Rafael Albertí


Jorge Fuembuena






Jorge Fuembuena. De su trabajo: "The end of cathedrals"

Escritos esenciales


"Es la desdicha lo que nos obliga a preguntar, pero también la belleza, pues lo bello nos proporciona un sentimiento tan vivo de la presencia de un bien, que buscamos un fin sin encontrarlo nunca. También lo bello nos obliga a preguntarnos ¿por qué?, ¿por qué esto es bello? Pero son pocos los que pueden pronunciar para sí este porqué durante varias horas seguidas. El porqué de la desdicha dura horas, días, años; no cesa sino por agotamiento.
Aquel que, además de gritar, es también capaz de escuchar, oye la respuesta. Esta respuesta es el silencio. Ese silencio eterno que Vigny reprochó amargamente a Dios; pero Vigny no tenía derecho a decir cuál es la respuesta del justo a este silencio, pues él no era un justo. El justo ama. Quien es capaz no sólo de escuchar, sino también de amar, oye ese silencio como la palabra de Dios.
Las criaturas hablan con sonidos. La palabra de Dios es silencios. La secreta palabra del amor de Dios no puede ser otra cosa que el silencio. Cristo es el silencio de Dios.
No hay árbol como la cruz; tampoco hay armonía como el silencio de Dios. Los pitagóricos captan esta armonía en el silencio sin fondo que rodea eternamente las estrellas. La necesidad en este mundo es la vibración del silencio de Dios.
Nuestra alma hace ruido sin cesar, pero hay un punto en ella que es silencio y que nunca oímos. Desde el momento en que el silencio de Dios entra en nuestra alma, la atraviesa y se une a ese silencio que está secretamente presente en nosotros, tenemos en Dios nuestro tesoro y nuestro corazón; y el espacio se abre ante nosotros como un fruto que se parte en dos, pues vemos el universo desde un punto situado fuera del espacio.
No hay más que dos vías posibles para esta operación, y ninguna más; dos únicas puntas lo bastante penetrantes para entras así en nuestra alma: la desdicha y la belleza.
A menudo nos sentiríamos tentados de llorar lágrimas de sangre, viendo cómo la desdicha aplasta a desdichados incapaces de hacer uso de ella. Pero considerando las cosas fríamente, no es un despilfarro más lamentable que el de la belleza del mundo. ¿Cuántas veces la claridad de las estrellas, el ruido de las olas del mar, el silencio de la hora que precede al alba, vienen en vano a reclamar la atención de los hombres? No conceder atención a la belleza del mundo es quizá un crimen de ingratitud tan grande que merece el castigo de la desdicha. Ciertamente, no siempre lo recibe; pero en este caso el castigo por ese crimen será una vida mediocre; ¿y en qué es preferible una vida mediocre a la desdicha? Por otra parte, incluso en casos de gran infortunio, probablemente la vida de tales seres es siempre mediocre. En la medida en que se pueden hacer conjeturas sobre la sensibilidad parece que el mal que está en un ser le sea una protección contra el mal que viene a saltarle desde fuera en forma de dolor. Hay que esperar que así sea y que Dios haya reducido misericordiosamente a poca cosa, en el mal ladrón, un sufrimiento tan inútil. Sin duda es así, e incluso ahí está la gran tentación de la desdicha: en que el desdichado siempre tiene posibilidad de sufrir menos aceptando ser malo.
Sólo para quien ha conocido la alegría pura, aunque sólo fuera por un minuto, y, en consecuencia, el sabor de la belleza del mundo, pues lo uno y lo otro son lo mismo, sólo para él es la desdicha algo desgarrador. Y, al mismo tiempo, sólo él no es merecedor de castigo. Pero también es cierto que para él no es un castigo, sino Dios mismo que le toma de la mano y la aprieta un poco fuerte. Pues si permanece fiel, en el fondo de sus propios gritos encontrará la perla del silencio de Dios.

                                                                                          "Escritos esenciales"  Simone Weil

Pulp Fiction



- ¿No los odias?
- ¿El qué?
- Estos incómodos silencios.  ¿Por qué creemos que es necesario decir gilipolleces para estar cómodos?
- No lo sé, es una buena pregunta.
- Entonces sabes que has dado con una persona especial. Puedes estar callado durante un puto minuto y  compartir el silencio.

                                                                        (Diálogo de la película "Pulp Fiction" de Quentin Tarantino)

"Shodoka: el canto del inmediato Satori"


"Toda la tarea es tarea de sabiduría, de transformación por el re-conocimiento, y esa sabiduría requiere el abanico de las capacidades cognoscitivas: razón, discernimiento y lucidez silenciosa capaz de asomarse más allá de las palabras. La razón es herramienta útil mientras se albergan dudas sobre la orientación que se ha de seguir, el conocimiento conceptual colabora en la búsqueda en la medida en que sirve para despejar el horizonte. (...) Pero la razón puede obstaculizar si no comprende la peculiaridad de la realidad fronteriza y del conocimiento silencioso."
                                                   "Shodoka: el canto del inmediato Satori" (Yoka Daishi)

"La arena del desierto es para el viajero fatigado lo mismo que la conversación incesante para el amante del silencio"
                                                                                                              Proverbio judío


"Buscadores de felicidad"


El silencio: camino hacia el yo profundo

"El silencio es el medio que nos conduce hacia el yo profundo. Lo necesitamos para pasar del primer nivel (exterior, es decir del "yo externo") al segundo (psicoespiritual, es decir, al "yo profundo") y de este para abrirnos a la experiencia de lo que somos.
El silencio amplia nuestra consciencia, nos hace "caer en la cuenta" de nuestras falsas identificaciones y nos ayuda a canalizar nuestra energía para irnos liberando de los yoes exteriores con los que nos identificamos. Solo desde el silencio podemos darnos cuenta, con lucidez, de que no somos el rol, la profesión, lo que tenemos, lo que pensamos, lo que hacemos, lo que esperan de nosotros/as.
El silencio es el lugar que nos permite conocer nuestras motivaciones, nuestras creencias, nuestros valores y utopías porque el silencio es camino de verdad, es camino hacia la libertad. Cuando nos acallamos, todo se serena y nos podemos ver actuando, descubriendo desde dónde lo hacemos, por qué lo hacemos, para qué lo hacemos, paz, cariñosamente.
El silencio es camino de verdad y de armonía interior, pues nos permite no confundir nuestra persona con nuestra máscara, nuestro personaje, nuestra imagen. Desde el silencio podremos descubrir con lucidez y humildad dónde tenemos nuestros apoyos: fuera (en la aprobación, el aplauso de los otros) o dentro (desde nuestra libertad que elige asumiendo el riesgo de equivocarnos)."
                                                          "Buscadores de felicidad"  Enma Martínez Ocaña



Soledad



Es mentira que la soledad sea llevadera. Sirve si la eliges. Si no, es un látigo. En el silencio la soledad puede ser un rumor insoportable. Hay un momento en que su eco retumba como la historia, y entonces te refugias en el hueco del ruido, entras en él despavorido, buscando huir de este silencio.
(...) El ruido es la huida, acaso por eso uno no escucha, porque viaja en el ruido. Y la soledad se toca, no es tan sólo el sentimiento pavoroso que agita la mano de adiós cuando lo demás se nos escapa.
(...) Nos morimos por una palabra. Y nos morimos también por culpa de una palabra. Cuando el silencio duele un drama ruge. (...)
Julio Cortazar decía que conversar es llenar las almohadas del silencio. Ahora que lo pienso, y ya que vienen en mi socorro esas almohadas, el silencio de veras viene cuando no viene el sueño. La soledad es entonces estar despierto, hablando a solas. La calle está llena de insomnes.

                                                                                                  Juan Cruz  (El País).

Atahualpa Yupanqui


"-Don Atahualpa, usted es una especie de domador del silencio. ¿Alguna vez hizo algo concreto para tomar al silencio por las astas?  
-Sí que lo hice. Hace como treinta años, durante meses, durante años anduve preocupado, buscando en la guitarra, fíjese usted, en la guitarra, un sonido, un acorde, algo que pudiera traducir el silencio, ese silencio esencial . Mucho tiempo anduve puesto a esa tarea, a la que le dedicaba hasta dos horas diarias.
Quería apresar musicalmente el silencio, decirlo .Quería desesperadamente encontrar la nota, de manera que cuando fuera tocada de inmediato se dijera: "Ese es, ahí esta el silencio ". 
Ahí fue que desemboque en "Vidala del silencio". No me conformo, no alcance a decir ni el uno por mil de mi preocupación por traducir el sonido del silencio.   
Esta locura mía de apresar el sonido del silencio creo que me nació cierta vez que estaba en La Rioja. Vi una nubecita de esas que se quedan quietas, como colgadas en la mitad del cerro, colgadas como algodoncitos. Pensé al verla: es una nube, una nubecita, claro, ¿pero será una canción del silencio que está esperando que uno se arrime a la montaña para aprenderla, para parar la oreja?  
Perdí mi tren que iba a Córdoba y me fui al cerro Velasco. Me fui a saber qué había adentro de la nubecita. No la encontré, pero tuve la impresión de que en ella había algo que traducía el silencio de la naturaleza. 
Después seguí con desesperación tratando de traducir el silencio a través de algo musical; recurrí a la vidala, porque la vidala es un eco que anda buscando su voz."
                                                                                                      Atahualpa Yupanqui




SILENCIO


Yo que crecí dentro de un árbol 
tendría mucho que decir, 
pero aprendí tanto silencio 
que tengo mucho que callar 
y eso se conoce creciendo 
sin otro goce que crecer, 
sin más pasión que la substancia, 
sin más acción que la inocencia, 
y por dentro el tiempo dorado 
hasta que la altura lo llama 
para convertirlo en naranja.
              (PABLO NERUDA)

otro silencio


Nos rodea el silencio hueco,
el dañino,
el que produce ecos que confunden,
y difumina las fronteras
de aquello que todavía no sabemos que somos.


Y solo en fugaces momentos
podemos percibir
que es otra la esencia que necesitamos.
Beber un silencio cargado de palabras
susurradas por nosotros mismos,
y por lo que existe y es en nuestro fondo.


Un silencio que nos cubre de belleza,
nos da contorno,
nos alimenta y viste.
Y a la par dibuja un horizonte donde mirar.
Pero también desnuda,
despierta sed de más,
levanta anhelos dormidos.

Solo él nos llenará los ojos de ternura,
para contemplarnos.
Y en su mirada
quizás nos sea posible encontrar,
nuestro reflejo,
nuestro abismo,
nuestra incomprensión.


SIN OÍRNOS




     El sol declina
     y la noche se anuncia
                                  serenando las voces;

     queda llegar hasta un silencio
     jamás nombrado,
                              no para decirlo,
                                                para escuchar sin oírnos,
                                                                          para acoger el olvido.

                                                               "Y siempre después el viento"
                                                                       (Hugo Mujica)






Desde el Monte Santo


"-¿Que puede amarse en el desierto?
-Amamos la paz, el silencio. (...) Uno puede rezar en cualquier parte. Ya se sabe que Dios está en todas partes y en todas partes se le puede encontrar. -Señaló hacia las dunas y la oscuridad del exterior y dijo-: Pero en el desierto, en la atmósfera limpia y pura del desierto, en el silencio...uno se encuentra consigo mismo."
                                                                                  "Desde el Monte Santo" (William Dalrymple)


"El silencio es el engarce entre los signos
que buscan un sentido"
                                             (Humboldt)

Viaje al silencio

" Me acurrucaba en el íntimo silencio de la casa y contemplaba en mis paseos la intermitente luz del sol en la hierba y el mar; en los picos de las escarpadas montañas coronadas por las nubes, y dejaba que el viento pasara a través de mí. Me dediqué a acostumbrarme al silencio y a rebajar mis expectativas, a planificar, organizar y dirigir los días lo  menos posible. A experimentar, sentir, vivir y "ser" lo más posible. Las personas que deciden explorar el silencio voluntariamente suelen tardar bastante en acostumbrarse. No es que el silencio crezca con el paso del tiempo, sino que uno se va adaptando a él . A diferencia del sonido, que se estrella contra los oídos, el silencio es sutil. Cuanto más tiempo se pasa en silencio, mejor se aprecian los imperceptibles matices que encierra, de tal manera que parece escapar como un animal huidizo. Hay que estarse muy quieto para atraerlo. Es difícil; hay que sosegar el cuerpo y la mente para percibir la turbulencia de estos sonidos.
Fui modelando poco a poco mis días, y el silencio ganó la partida."

                                                                                  "Viaje al silencio". Sara Maitland


La alcoba del silencio



"El silencio es el que enseña, el que orienta, el que se vuelve luz.
El silencio es el camino hacia el interior, hacia nuestro ser, hacia el centro de nuestro.
El silencio es la revelación de nuestra interioridad, es la revelación de nuestra vida.
El silencio es la revelación de algo inefable.
El  silencio te devuelve tu divinidad."

                                                    "La alcoba del silencio"   José Fernández Moratiel








"El silencio es un mandato del alma"
                                                   (Spinoza)

"El silencio es, la puerta de entrada de la sabiduría"
                                                                     (San Agustín)


Las palabras del regreso


"Voz que emerge del silencio sin romperlo, voz suspendida sobre el abismo, sustentada por la música, abrazada por ella...existen palabras que nunca se han dicho y muchas inscripciones que se perdonan porque no encuentran voz. ¿Se pierden realmente? No, van a acabar en otros astros dónde encontrarán el sonido, la vibración, ya que la música es astral, va más alla de la palabra y al mismo tiempo la precede..."

                                                                            "Las palabras del regreso". Maria Zambrano