Atahualpa Yupanqui


"-Don Atahualpa, usted es una especie de domador del silencio. ¿Alguna vez hizo algo concreto para tomar al silencio por las astas?  
-Sí que lo hice. Hace como treinta años, durante meses, durante años anduve preocupado, buscando en la guitarra, fíjese usted, en la guitarra, un sonido, un acorde, algo que pudiera traducir el silencio, ese silencio esencial . Mucho tiempo anduve puesto a esa tarea, a la que le dedicaba hasta dos horas diarias.
Quería apresar musicalmente el silencio, decirlo .Quería desesperadamente encontrar la nota, de manera que cuando fuera tocada de inmediato se dijera: "Ese es, ahí esta el silencio ". 
Ahí fue que desemboque en "Vidala del silencio". No me conformo, no alcance a decir ni el uno por mil de mi preocupación por traducir el sonido del silencio.   
Esta locura mía de apresar el sonido del silencio creo que me nació cierta vez que estaba en La Rioja. Vi una nubecita de esas que se quedan quietas, como colgadas en la mitad del cerro, colgadas como algodoncitos. Pensé al verla: es una nube, una nubecita, claro, ¿pero será una canción del silencio que está esperando que uno se arrime a la montaña para aprenderla, para parar la oreja?  
Perdí mi tren que iba a Córdoba y me fui al cerro Velasco. Me fui a saber qué había adentro de la nubecita. No la encontré, pero tuve la impresión de que en ella había algo que traducía el silencio de la naturaleza. 
Después seguí con desesperación tratando de traducir el silencio a través de algo musical; recurrí a la vidala, porque la vidala es un eco que anda buscando su voz."
                                                                                                      Atahualpa Yupanqui