"Todos hemos sido testigos de la forma en que la nieve absorbe los sonidos. Silencio y nieve van siempre juntos; diríamos que la palabra «nieve» es casi un ensalmo creador de silencio; sin embargo, compartir la experiencia del silencio es algo muy distinto. Y si la nieve actúa como un espejo para quien la contempla, y éste puede reflejar el blanco y el negro, el silencio de la nieve actúa también como espejo acústico de nuestro estado interior. Puede ser nuestro silencio el que se refleje en el silencio, puede el silencio de la nieve tragarse todas nuestras vocales, todas nuestras consonantes, todo sonido, o puede extraer de él una música desconocida. El silencio de la nieve es un silencio recogido que parece prepararnos para un encuentro."
Menchu Gutiérrez