"La verdad del silencio"


La conciencia de ser en "La nube del no-saber" y en Nisargadatta Maharaj.

Pequeña introducción a la propuesta del autor de La nube del no-saber.


El texto anónimo inglés del siglo XIV, La nube del no-saber y Sri Nisargadatta Maharaj (Bombay, 1897-1981) coinciden en un mensaje escueto y simple: importa reconocer identificaciones erróneas para poder conocer lo que constituye el "ser", en verdad.

Los textos del autor inglés ocupan pocas páginas. Los del maestro de Bombay podríamos decir que todavía menos, pues no escribió ni una sola línea. Quizás en otra época su huella se habría borrado pronto, pero en el tiempo de las grabaciones y del papel impreso, sus diálogos (como sucedió con las enseñanzas de Ramana Maharshi) han quedado recogidos en numerosas publicaciones. Es sorprendente poder constatar cómo convergen los dos maestros en su esfuerzo por ofrecer una lección fronteriza lo más desnuda y clara posible.

(…) En ambos, la realización resulta en una toma de conciencia del existir en su esencia absoluta: el "Ser" o el "Supremo" para Nisargadatta, "Dios" para el autor de la Nube. Uno y otro avisando, poniendo en guardia, sobre la limitación de cualquier término respecto a aquello que ni puede ser nombrado, ni puede ser pensado, ni puede ser comprendido. Aquello que sólo se puede conocer siéndolo. (…) A quien quiera experimentar el amor de Dios (insistimos: un “Dios” más allá de “Dios”) el autor de la Nube le propone que se desnude de sí mismo y se revista de Él; que abandone su yo (el conocimiento y la conciencia de sí mismo) para que la conciencia personal no se interponga entre uno mismo y Dios, impidiendo el acceso. ¿Qué aconseja para llevar a cabo esa des-sujeción? Insiste, fundamentalmente, en una sola idea: concentrarse en la conciencia de existir. Acompaña su sencilla propuesta de una serie de consideraciones que ayuden a orientar y fundamentar la dedicación.

(…) Es en la meditación silenciosa donde puede ejercitarse ese despojarse para revestirse, en un esfuerzo por lanzar (trasladar, impulsar...) al propio ser hasta aquel a quien se quiere conocer-experimentar. Por medio de la conciencia de la existencia en su desnudez. Ya que el Ser es el ser de sí mismo y de todas las cosas, en esa desnudez no hay diferencia entre la propia existencia y la existencia que todo lo es. La única diferencia es "que él es la razón de tu existencia pero tú no lo eres de la suya" (Nube 1992: 124), pero se trata de una misma naturaleza, una misma existencia, un mismo ser.

(…) Propone el autor una polarización total de la conciencia hacia el hecho mismo de existir, hacia la cualidad misma de ser, sin detenerse en nada más. Como ayuda propone centrar toda la atención en un término, lo más breve posible, que facilite esa polarización del "impulso desnudo", que ayude a penetrar más y más hondo en la conciencia de existir. Pura conciencia de existir. En la Carta propone "es": "pues descubrirás que todo se halla resumido y contenido en un término tan breve como 'es' "(1992: 130). En la Nube concreta la práctica en otros dos términos: "Dios", "amor".

Esa breve forma lingüística —la que sea— tiene por función impulsar la atención, empujarla: "este impulso o movimiento del alma no tiene un sentido físico, hacia arriba o abajo. Habría que considerarlo como un cambio súbito más que un movimiento" (Nube 1992: 103). Por la vía de llenar la mente con una sola palabra, una palabra que vehicula una aprehensión del sentir, y forzar a la intelección a considerarla, va conduciendo a la mente-sentir, hacia el ámbito del conocer silencioso, adentra a la cognición humana en la nube del no-saber, pues es en el no-saber (más allá de toda construcción conceptual) donde se puede reconocer al que es, a Aquel a quien se busca, al que ninguna palabra ni idea pueden referir, pues es sin distinción ni límite alguno. La tarea consiste en ir más allá de lo que se interpone entre el buscador y el reconocimiento.

                                                              Selección de la obra de Teresa Guardans: “La verdad del silencio” (Herder, 2010)                                      

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